miércoles

MAOLI MAO EN LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO 2013

POESIA DE MILOSZ

La Embajada de Polonia en Lima, el Centro de Estudios Andinos de la Universidad de Varsovia en el Cusco y la Sociedad Polaca de Estudios Latinoamericanos, junto con el Convento de Santo Domingo - Qorikancha y "Charlie Quispe & Co" los invitan a la presentan el libro “Poesía escogida” de Czeslaw Milosz Premio Nobel de Literatura 1980 Auditorio del Convento de Santo Domingo - Qorikancha el día Lunes 20 de Agosto a las 7 p.m. ENTRADA LIBRE
DISTRIBUCIÓN GRATUITA DE LIBROS

martes

Presentación de lIbro de Sylvia Miranda

Presentación de mi libro de relatos Las mañanas sagradas,
el día viernes 22 de julio, a las 19:00 horas, en el espacio cultural
del restaurante Patagonia, sitio Calle Bolívar 164, Miraflores
(alt. cuadra 7 de la Av. Larco).

lunes

DEL TEATRO A READING


Del teatro a Reading

Palpo tus manos en mis noches calientes

Tus dedos en mi boca

saboreados entre sueños.

Tus recuerdos son mis deseos,

contener el tiempo en aquel cuarto

y morder tu piel ahora,

masturbando rabiosamente mis sentidos

como arañazos de amor y dolor

¡por esta maldita distancia!

Huye a París, Oscar, corre, corre pronto

Tu silencio me lastima,

No puedo entender que no me perteneces

Vendí mi alma a la alegría y a la desgracia

por un amor desdichado y fugaz

sin espíritu ni belleza sólo la simpleza de la vida,

el licor y la fama

entre el café Royal y la casa Berkeley

El fiscal camina hacia el juez, dándole la espalda.

Solo sin ti,

solo sin nadie

perdido y perdiendo a todos

este amor ponzoñoso

ahora me hunde en el infierno

del encierro, hasta lo profundo

donde el Hades huye de mi tristeza

y la soledad es mi única compañera

en la más negra desdicha

La sentencia humilla sus besos.

Entre mis labios, te llamaré

Mi niño dulce, mi niño.

como aquella vez,

como tantas veces

Mi dulce muchacho.

Los espectadores hacen añicos el espejo que les fascinaba.

Entre rejas: ni luces, ni movimientos

Apenas el sol golpeando mis ojos

las mañanas adormecidas...

Si hoy, no escuchas mi voz sabré que fuiste

Un ser sin espíritu, frívolo,

sin alma,

sin amor.

Cárcel de Reading.

Pero si la distancia y el tiempo ciegan mis recuerdos

inventaré historias para retenerte cada día

y no dejaré que muera el amor.

MAOLI MAO

martes

Acerca de “Uno rojo”, último poemario de Andrea Cabel:

Una caracola que contiene el mar
*Miguel Ángel Malpartida
El Uno Rojo es el retrato de la muerte adherido al casco de un soldado que se acerca sigiloso a una plata infestada de silencio, en Normandía o en Sicilia. Es también la conversación de dos amigos tratando de hacerse fuertes caminando bajo la garúa. Dos amantes encerradas en un baúl también bendicen su nombre, entre la felicidad que les permite sollozarse mutuamente. Luego, donde dos se encuentran, bajo el contorno metafórico del nombre UNO ROJO, se vuelven uno en la melancolía, la comparten, la digieren y la convierten en soledad, como hace Andrea Cabel en su pequeño poemario. Tarea difícil es contener la melancolía en secretos habitáculos, cuando esta es marina y abovedada como lo entiende Andrea. Quizás esto sea posible si adoptamos la forma estética de la miniatura. Para ello, debemos asumir que este libro es una pequeña caja hermética y transparente (una caracola que contiene el mar, por ejemplo) con la fuerza suficiente para evocar la totalidad a través de lo mínimo, siempre simbólico, siempre valioso. Unas armas posadas en el polvo, antes aves de la mortandad y ahora pequeños pájaros color de tierra, son la primera imagen difusa que nos entrega el libro. La guerra familiar ha sido, al fin y al cabo, la primera experiencia del abandono: “Los padres no existen, son viejas armas de guerra, / excusas falsas para evadir la sensación de estar solos”. Pero el yo lírico que se va construyendo asume un nuevo escenario para el desasosiego y el número adecuado del exceso y la impaciencia (el once). El estómago es como la casa y la cama, un espacio que sintetiza la partida. El estómago la digiere mal, la casa la deplora con una ventana abierta, la cama se expande hasta alcanzar la ausencia. El corazón no existe cuando Andrea habla de esta ausencia visceral y cósmica. El estómago es el espacio de refugio del alma, el kókoro y representa el trazo nervioso y cada vez distinto de nuestra humanidad. La realidad de la desolación se proyecta en los objetos, como ocurre en “Los deseos y las piedras”. Las actividades cotidianas pierden el poco sentido que tenían o se exacerban a tal magnitud simbólica que resultan insoportable. Mientras que el mundo distante acoge a quien se ha ido (para ella siempre habrá alguna sorpresa o algún recuerdo entre papeles o lunas descoloridas) la que se queda debe estrellar sus deseos contra las rocas. Comerlas o arrojarlas a voluntad da lo mismo. Ningún reclamo alterará las orillas oscuras del continente separado. “(…) es huérfano el corazón del miedo”, se menciona; el fluido que lo alentaba, el cuerpo que le correspondía y el universo líquido que permitía la seguridad uterina ha abandonado gota a gota la concavidad milimétrica del vientre. La destrucción y las llamas lo cubren todo. La geografía puede ser también la del extrañamiento. La inmediata respuesta es habitar el recuerdo y reconstruir escenarios, ambientes, tiempos y refugios. La explosión ha sucedido y es necesario permanecer cubierto. El soldado cava una trinchera entre las ramas y espera la llegada de su asesino, pero también de todo aquello que lo hizo feliz. El yo lírico se desplaya entre las hayas y la ria de Bilbao, y quizás del otro lado del mundo, desde la “isla de un lago” altiplánico. La emoción se torna bucólica, porque el pasado es reconfortante (incluso el del pasado no vivido, el relatado, el que desde siempre puede ser percibido por los años o los árboles o en las paginas de un álbum de fotografías) las actividades mas simples tenían otro significado cuando ellas se encontraban y cuando devotamente, “esperar era verte a los ojos (…)”. Las cursivas de las paginas 11 y 14 nos señalan un discurso alterno, que nos presenta un arte poética implícita: “(…) flor de caligrama, cuerpo de pétalos, ceremonias donde hundes y sales multiplicando la materia en llamas (…)”. La intención metatextual se pierden en la mención del caligrama. La imagen es concreta, no artificiosa. Ella, la persona amada, no se expresa en un caligrama, simplemente lo es. Ella es poesía que se lava los dientes por las mañanas, objeto y pasión de la ceremonia escritural, personaje, actitud, sombra y palabra dibujada. Ella es como el cuerpo y la finalidad del poema: “anestesia y abismo”. La quinta estancia es la de “Saudade”. En ella, el monólogo y el llanto disimulado en un modo de revelación y la “realidad mal cocida” vareliana es, en los versos de Cabel, “la materia agria de estar sola”. La conciencia en cursiva persiste en su juego (parece un bocado de la teatralización que ya se acerca) El adormecimiento corporal es una invitación al ensimismamiento; pero ofrecer el cuerpo magullado también implica admitir la posibilidad de una “llama recién nacida / diaria/ resuelta (…)”; una posible mirada que vivifique lo acabado del cuerpo doliente, las piernas fragmentadas en ventanas. El yo lírico no se arriesga, pero acaricia la idea (y la herida): “quién deshace el incendio y se hace rectángulo, garganta, puerta”. La parte final del poemario, “La eternidad de una esquirla –una obra sin telón” (sin inicio ni final) nos brinda la sensación de inmediatez y de infinitud. La esquirla es el resultado de la violencia, nos la recuerda en cada fragmento eternamente perdido y latente. Se introduce con dolor en la piel de los combatientes. Los que sobreviven a la guerra pueden vivir con ellas hasta el infinito y apreciarlas como un recuerdo encarnado que se palpa en el propio cuerpo. Esta alegoría reelabora el sentido renovador que puede adquirir una herida abierta. “A” y “B” son afectadas. Ambas han padecido el combate y están mutiladas para dar afecto. “B” parece aspirar a “A”: requiere dejar marcas que hagan posible el encuentro. Ambas parecen recrearse, rearmar sus cuerpos devastados. “B” parece observar el “paisaje de vainilla”. “A” percibe que en compañía de “B” la luna no es más oscura y llena de polvo. Ambas han sido reunidas en soledad, han padecido el ataque; ahora son un colectivo solitario, como los soldados huérfanos del UNO ROJO, desasido, que busca encontrarse secretamente: “una caja fuerte para guardar nuestra piel desnuda, para que nos e pierdan nuestros números. última canción de fuego”. “A” parece ser la maestra de “B”, una discípula aplicada en coser la piel de sus heridas abiertas pero los retazos de piel resultan ser escasos. Cosen y descosen en el espacio secreto del baúl; reconstruyen su sensibilidad hecha harapos. Esa piel que las hace ser perseguidas, es la misma piel que las vincula de forma especial, “A” parece recrear a “B” con sus propios residuos, con su propio barro y sus propias palabras. “B” parece encender el apagado paisaje de “A” y ser su palabra precisa y mágica. Se convierten en voces que descubren (nos descubren) su naturaleza mínima y describen minuciosas su extrañamiento. La conexión entre ambas es sensual y a la vez dolorosa. El intercambio de percepciones, la unión plena de sentidos, el amor corporal entre “A” y “B” parece acelerar la destrucción: “B dice: vuelve, absorbe mi respiración, dime que sangro a disposición de tu boca, escúchame (…) atroz, es atroz /un corazón aterrado que no quiere abandonar la tierra (…) es atroz amarte como lo hago” Finalmente, luego de breves silencios, los que observamos la escena comprendemos que la persecución que sufren las aísla, pero también las reúne. En a breve intimidad, surge otro sentido de la explosión y la esquirla. La brevedad del encuentro amoroso e impedido es también explosión y la esquirla no es recuerdo doloroso que corrompe la carne sino desfogue de la contención: placer. “B” es para “A” una pequeña esquirla que recuerda otro tipo de explosión, esta vez eufórica. Ambas planean destruir las barreras o no destruirlas, da lo mismo: “a dice: no importa cuánta puerta cerrada o ventana abierta, b dice: no importa esa reja que me deja sin flores (…) tu risa que desaparece y aparece como la brisa, en todas partes).


Este breve poemario nos permite tomar en cuenta la maestría con que la autora, como en su primera producción, “Las falsas actitudes del agua”, escoge minuciosamente fragmentos de realidad vinculados por la memoria, para hilvanar, por medio de imágenes y figuras ligadas estéticamente al surrealismo, una regularidad histórica cargada de tensión emotiva que ahonda en la temática amorosa y en sus variadas representaciones. Podemos afirmar que el interés de Andrea en dicha temática mide y va más allá de las nociones de cuerpo, personalidad, sensación y género a las que nuestro medio nos mantiene acostumbrados.

LA IMAGEN DE LAS PALABRAS

Que José María Eguren haya destacado enormemente en Poesía, no es impedimento para recordar su obra plástica. Lo mismo podría decirse de alguien como César Moro, quien llegó incluso a relacionarse con las personalidades de mayor importancia en el ámbito –mal llamado- surrealista internacional. Si nos referimos a aquellos que destacaron antes bien por su obra pictórica, debemos hablar de Sérvulo Gutiérrez. Un caso reciente en que obra escrita y obra visual se funden y es difícil decir en cuál de las dos expresiones –en el caso de que existiese una real diferencia- logró destacar más, es el de Jorge Eduardo Eielson; sólo para hablar de algunos nombres conocidos en el Perú.
El umbral del Arte probablemente sea el mismo para un músico, para un actor, para un poeta, para un pintor. La necesidad profunda de expresión, de comunicación, que se manifiesta de diferentes formas en el campo del Arte sólo es diferente precisamente en su manifestación perceptible, mas no en la idea, en el fondo de esa urgencia. Una definición de artista que podría ser válida es: El ser que padece y que responde a ese padecer por medio de las palabras, de las formas, de los sonidos, del volumen, de los gestos.
Octavio Paz escribió que era aciago el día en que música y poesía se separaron. Contraviniendo a ese lamento, desde hace varios años, se vienen realizando actividades que intentan acercar las diversas manifestaciones del Arte bajo un solo concepto. En el Perú no es nada nuevo, pero me voy a referir a una serie de actividades recientes puesto que las conozco de primera mano por haber sido invitado a participar de las mismas.
Hace unos años Joseph De Utia fundó POETARTE, grupo de miembros variables que proponía la interacción de la poesía con la plástica iniciando una serie de exposiciones en el medio tales como: Laberintos de Borges -para cuya inauguración se contó con la presencia de la viuda del escritor, Maria Kodama-, Perspectivas de la Poesía Francesa, Poéticas Urbanas, Homenaje al Quijote, Homenaje a Watanabe, entre muchas otras. Una de las características de Poetarte es la constante de reunir trabajos de reconocidos artistas invitados como Enrique Polanco, Fernando De Szyszlo, Eduardo Tokeshi, Jorge Castilla- Bambarén, junto a elementos de la generación actual como Eduardo Cochachín, Vladimir Ramos, Flavia Meléndez, José Luis Carranza y Alejandro Romaní; precisamente fue este último quien, después de participar en la exposición Poesie: Interacción con la Poesía Alemana Contemporánea organizada por De Utia en el Goethe-Institut de Lima, concibió y organizó la exposición: TrabajoZucio: La Poesía Peruana Vanguardista a fines de abril del presente año en el Centro Cultural de la Escuela Nacional de Bellas Artes y que contó, entre otros, con la participación de algunos de los artistas que participamos en experiencias previas con Poetarte, así como con nombres de larga data en el medio local como Iván Huerto o Carlos Ostolaza.
Estas y otras exposiciones recibieron interés del público y de la prensa; fueron, a fin de cuentas, positivas. El nivel artístico de las mismas es, como debe ser, opinable y en su momento a quien le haya correspondido habrá sabido argumentar al respecto. Sin embargo, rara vez hubo un apoyo decidido de las instituciones que las albergaron, ni un interés férreo de los artistas que las conformaron para documentarlas debidamente en un catálogo o en alguna publicación. Otro asunto es el hecho del desfase generacional y espacial entre lo visual y lo verbal. Así, no fue únicamente la carencia de un documento que reuniera estas experiencias de interacción entre poetas y artistas plásticos la motivación a la realización de este libro, sino el hecho de que los poetas con los que interactuaran los artistas del dibujo sean poetas jóvenes también, en plena actividad, con trayectorias en ciernes o en camino de afirmación, seres individuales compartiendo un espacio común. Real o virtual. Digo esto debido a que si bien es cierto la mayoría de seleccionados vive en Lima, hubo casos en que la interacción de poetas y pintores ni siquiera se dio telefónicamente, sino vía e-mail, como en la pareja formada por el artista peruano de impecable factura Johnny Palacios, quien reside en Centroamérica y del dueño de una poesía melancólica, Javier Cusquisibán Mosquera quien reside en Cajamarca. O de Carla Astoquilca y su poesía dura y cruda -quien sí vive en Lima- y Víctor Tejada, joven artista peruano afincado en España desde su adolescencia; en el caso de esta pareja no hubo un contacto directo por ningún medio sino que serví de intermediario de sus propuestas. Algunas parejas, por el contrario, sí se conocían desde hacía varios años y otras, la mayoría, se reunieron personalmente para trabajar a partir de la invitación de formar parte de este libro. El tema fue a libre elección de cada pareja y no es lo relevante, por ello ni siquiera se menciona en el libro, ni siquiera los títulos de las ilustraciones, dando pie a que el observador se forme su propia idea. La interacción entre poesía y dibujo fue lo importante.
Otro aspecto a mencionar es el hecho de que varios de los poetas de este libro se desenvuelven en Lima como pintores, habiendo sido una sorpresa conocer sus escritos y el nivel de los mismos. En este grupo se encuentra la descarnada poesía de la egresada en Pintura de la ENSABAP, Valia Llanos, quien trabajó junto al dibujo de las máquinas fundamentadas en lo humano de Javier Ramos Cucho, también el trabajo de Verónica Cabanillas, formada en la Facultad de Arte de la PUCP; asimismo, la labor de Anahí Vásquez de Velasco, quien trabajó junto a las inquietantes propuestas del artista Julius Sobrino. Un caso especial fue el del poeta Miguel Vílchez, pintor recientemente egresado de la ENSABAP a quien le correspondió trabajar a la par de Fito Espinosa. El trabajo plástico de Vílchez -como el de la mayor parte de su promoción y aún de promociones anteriores- se encuentra decididamente influenciado por el reciente de Espinosa y el resultado de su interacción reafirma lo dicho, extendiendo la influencia del último en el plano literario.
Tal vez en las antípodas de aquella propuesta, el trabajo de Vladimir Ramos, exterior, agudo, busca despertar cierta consciencia crítica en los textos de Juan Pablo Mejía, cuyas palabras parecen emerger de la atmósfera de las obras del pintor. Conocedores de realidades similares, Giussepe Mendiola dio forma a los textos, de una belleza extraña, de Rodolfo Ybarra, recurriendo incluso a manchas de café. ¿Evocación al desvelo del trabajo intelectual? Francisco León y Mako Moya, poeta y pintor respectivamente, músicos ambos, viscerales y excesivos en sus respectivas manifestaciones, se acomodan fluidamente como Angélica Chávez y su dibujo de cariz onírico amalgamado por la poesía mítica y a la vez mundana de Vilo Arévalo.
Llegado a este punto, no es difícil entrever que fueron dos los criterios elementales que determinaron la conformación de las parejas: su afinidad o su oposición. Así, es evidente que el trabajo de un poeta vital como Héctor Ñaupari se engarce a la perfección con el dibujo de una artista como Elizabeth López Avilés, líneas pobladas de sugestión y erotismo; lo mismo podría decirse de la interacción de Verónica Cabanillas y Giancarlo León Waller, violencia, desconcierto, estallidos. En el otro extremo de la propuesta, podemos hablar de la rabia contenida, asolapada, la indignación, de los textos de Zadith Vega con los dibujos más bien voluptuosos, hedonistas y obscenos, de Shila Acosta, o la prosa poética de Wilver Tineo, resuelta, lapidaria, frente a las escenas del mencionado De Utia.
En un oficio de constante aprendizaje y en el que la idea de validez es tan variable, como el del Arte, la clave es pensar qué convino más a los artistas: si trabajar en afinidad o en oposición. Tengo una respuesta a ello, pero la que cuenta es la que cada uno de los que avizoren estas páginas obtengan. Para concluir este breve recuento del origen y desarrollo del presente libro, agradezco a los artistas del dibujo y a los poetas que lo conforman.

Iván Fernández-Dávila
Lima, septiembre 2009

domingo

TRES POEMAS DE "UNO ROJO", ULTIMO LIBRO DE ANDREA CABEL

el once

los padres no existen, son viejas armas de guerra, excusas falsas para evadir la sensación de estar solos. los aeropuertos repletos de gente, las ventanas abiertas gritando corrientes infinitas de aire. un estómago que corre y se sostiene apenas, grita y gime escondido en sí mismo. no te vayas nunca, no te vayas nunca. un estómago que araña su textura, su manía de latir hacia el cielo. la inmensa bóveda de soledad se abre en dos, en tres, no te vayas nunca, me quedo contigo, la cama se hace dos veces ella, no te vayas nunca

once veces caminaré la misma vereda roja, roja de azúcar y distancia.


saudade
se llenan tus ojos amplios, tu voz de animal encerrado. silenciosa lágrima tornasol, quédate toda la noche y respira en mi espalda, dime que el espacio no son rostros, no son dientes o jaulas que giran y permanecen. acerca la voz de esos pájaros libres, sobrepasa la sensación de prestigio, de estirpe, quédate mordiendo la materia agria de estar sola, de estar tantas veces tan sola.


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después de todo, ¿qué saben del adormecimiento? nadie siente las piernas como las siento yo. llenas de ventanas, borradas de sueño, arrojadas en palabras a desteñirse sobre el océano. quién se hincha de distancia y brilla penitente esperando una escama, un nombre de muerte, una llama recién nacida, diaria, resuelta. quién desaparece buscando un lado igual, una antigua imperfección. quién deshace el incendio y se hace rectángulo, garganta, puerta

miércoles

DETRITOS DE WILVER MORENO

Wilver Moreno, sanmarquino de formación, forma parte de El club de la Serpiente, grupo poético de inicios del 2000, con quienes publicó el libro grupal “Club de la Serpiente: Muestra Poética” (Hipocampo Editores, 2007); ese mismo año fue antologado en “Poesía Perú S. XXI. 60 Poetas Contemporáneos” (Escuela de Lima del C.C. Yacana).

jueves


LAS FLORES DEL MALL

TRANVÍAS EDITORES
LOS INVITA A LA PRESENTACIÓN DE LAS FLORES DEL MALL
INFORMES: 99856 1844
ADVERTENCIAS: TODAS

sábado

ANDREA CABEL Y LA ENTREVISTA DE CORREO

La editorial Mesa redonda acaba de iniciar su serie de poesía –Taquicardia– con la publicación de Las falsas actitudes del agua de Andrea Cabel. Se trata de una nueva edición que añade nuevos poemas y un elemento gráfico que complementa el concepto del libro.
Correo: ¿Cómo surge esta reedición con el agregado de nuevos poemas?
Andrea Cabel: Los poemas, hasta ahora inéditos, que integran el poemario (son siete, más una foto/poema), van de la mano con el resto de poemas, con la estructura misma, porque se integran a las partes originales. Y por otro lado, tanto el manejo del lenguaje como las temáticas, o incluso las sensaciones de estos nuevos, van bien con los textos originales. Siento que, en la medida de lo posible, ahora el libro está un poco más “completo”.
C: En el libro percibo una variedad de voces que van desde la nostalgia, el despecho, la tristeza...
AC: Sí, pero no solamente existen estas voces, como bien has dicho, existe una variedad de voces y sensaciones a través de ellas. También existe calma. En esta segunda edición existe una isla que da calma y en ella se forjan nuevas fortalezas, nuevas soledades, nuevos reencuentros. La nostalgia es un sentimiento natural al que me voy acostumbrando poco a poco; ya no me causa pavor extrañar tanto. Las distancias se encogen cuando se piensa más despacio, y la poesía ayuda bastante.
C: Un elemento protagónico del libro es el lenguaje.
AC: El lenguaje, sin duda, es el protagonista de la obra, de mi vida, del mundo. Sin el lenguaje nada existiría, ni siquiera las emociones podrían materializarse. En mi libro, y en mi poética, intento trabajarlo de una manera bastante personal. Juego con él, aunque pueda sonar redundante. A veces se puede pensar que el lenguaje te mira; el problema es cómo le sostienes la mirada. Ahí llega la poesía también.
C: Zurita destaca la unidad del libro. ¿Cómo así decides afrontar el poemario de esa manera?
AC: El poemario fue creado con la intención de mantener una unidad, un hilo conductor que mantenga no sólo las temáticas, sino también las voces que se intercalan en los poemas fijos, sin perderse entre ellos. Me interesa que el libro sea un “todo” orgánico, capaz de mantenerse en pie por sí mismo. Siempre existe una intención de “orden” en los libros; aunque sea un orden subjetivo, personal, aleatorio, siempre existe.
C: En otra oportunidad me comentaste tu predilección por Egon Schiele. ¿Qué tan importante es la plástica en tu poesía?
AC: La plástica me da caminos para poder sustentar imágenes que tengo y que muchas veces no sé plasmar en palabras. Me da sensaciones fuera de contextos fijos. La plástica me transporta y me obliga a repensar las cosas muchas veces, muchas. La pintura trabaja con la materia física, quizás por eso podría ser más asequible a los ojos, a las manos, a todo aquello que nos obligue a entrar en la disyuntiva de realidad y ficción.
La nostalgia es un sentimiento natural al que me voy acostumbrando poco a poco; ya no me causa pavor extrañar tanto.
Mas datos:
Carlos M. Sotomayor Correo, Lima 31/08/07

miércoles

miércoles

La posibilidad de conjugar el extremo del poniente

Saberse a cuestas del ocaso (Es sin duda)
El confinamiento que precede a las palabras
La luz en la incidencia; El fuego gris.
La premura en las nubes
El evanecer de los valles
Los trenes con pronto destino
Impecables en su andar
(Locomotora de ensueño)
Las casitas enarboladas en la rivera
La oscuridad con estrella de nievela lluvia verde bermellón

La posibilidad de conjugar el extremo del poniente

De pertenecer a la lluvia de citrato
De hacerse espacio en lo impernoctable
En lo intangible.
Entre Orión y Casiopea
La dama y el barón
La articulada intervención
El reflejo a la orilla del rió
La siempre potestad de los elementos

La bruma que cubre todo a su paso
Que subyuga a los habitantes de Babel

En su ombligo como manto precursor
Como vaticinio entregado por alturas
Como presunto hacedor
De los días, las noches y las estratagemas
En los cuerpos que se entregan
En los brazos que se esconden
En la latitud que contempla y da tregua al corazón.

Pablo Villaizán

POESIA DE IVAN FERNANDEZ-DAVILA

Tal pintura de Hopper

17:16 hrs
No hay mucho más que decir
Hace frío en la ciudad
El patio está muy sucio
Y mi cuerpo pesa demasiado
Hoy.
Me siento desprovisto de presunciones
Fijo y taciturno como un faro
Guío embarcaciones de sosiego
Hacia los muelles
De mi alma.

No hay nada que me satisfaga en esta hora
Las palabras
Son como previos latidos
De un pútrido cadáver.

17:22 hrs
También anochece en mi memoria
Cántaros otrora férreos
Se destrozan sobre mi lengua
Reseca.
Un agua de cielos congelados
Demora su exangüe marcha
Eclipsando el fúnebre horizonte
De la esperanza.
Lejos están los mares de mi alegría
Quién sabe si no han sido evaporados
Como última venganza.

17:32 hrs
¿Pero qué deuda ha sido esa?
Incapaz de hallar motivos al suplicio
Deshilvano la tortuosa capa
De ilusiones pisoteadas.

22:01 hrs
No sé si de algo sirve,
recuerdo algunas de sus palabras:
-Voy a rezar- dijo ella
y le pregunté por qué.
-Para que no seas un vago,
para que no te mueras de una enfermedad rara.
-Bah-le dije- hace mucho que no rezo.
Días después
Desesperado y loco
Aparecí seguidamente en los templos
Arrodillándome
Rogando paz.
Pero la vida es rara
Y meses después,
Ella murió miserablemente
A mi lado y triste,
En un cuartucho al otro lado
De la ciudad.
Hoy nadie habla de ella.
Ya nadie la recuerda.
Yo la amaba.

IVAN FERNANDEZ-DAVILA
(En: Revista Discursiva AÑO II Nª2, Lima. 2008. pp100-103)

sábado

UNA VISITA A CARLOS RUNCIE TANAKA

Tuve la oportunidad de visitar a Carlos Runcie la semana pasada. Había escuchado de su gran taller donde prepara sus maravillosas obras, aquella cerámicas escultóricas que todos conocemos y que hemos visto en más de una muestra de sus impresionantes individuales.
Cuando uno esta en su casa, puede notar de inmediato todas las obras en pleno, distribuidas con un orden que el solo sabe darlo. Los cangrejos, las esferas de cristal, cerámicas desconocidas no vistas en otras muestras y otras por supuesto, que están distribuidas por todo el recinto formando una unidad con la vida del escultor.
Mientras espero en su cómoda sala, un libro donde figuran todas sus exposiciones internacionales y locales distrae mi atención por un momento. Disfruto de una coke. “El sale pronto” me dice su asistente muy amablemente.
Pero la espera se acorta cuando Carlos sale con ropa de faena de escultor y me recibe como buen anfitrión. De inmediato, todas las esculturas parecen guardan un silencio propio cuando su creador comienza hablar de su quehacer diario que es su pasión. Me muestra cada detalle de la obra de su casa, detalla sus exposiciones en el exterior, su Bienal en Venecia, La Habana y en el Ecuador. Sus exposiciones en galerías y centros culturales de USA y la exhibición de sus instalaciones en el BID. Le pregunto sobre la logística de mover todo el volumen de su obra en cada muestra internacional. Afirma que es muy costoso llevar toda la creación o la propuesta que desea mostrar para tal fin. "Me financian los entes privados e involucrados, solo así no se puede tener inconveniente", acota él sentado en su cómodo sillón. De su catálogo dossier, me muestra mas detalles de la Primera Bienal de Lima, en la cual fue uno de los principales exponentes. Las fotos de las impresionantes instalaciones que fueron lo que es el sótano del Centro Cultural de Bellas Artes. "Cada Bienal tiene su propia organización… es mas fácil llevar dibujos y obras de pequeño formato que grandes esculturas" me asevera.
Le pregunté si alguna vez repitió alguna muestra en otro lugar: "Nunca. Cada muestra es diferente. Implica un espacio único en cada exposición y un manejo presupuestal que termina siendo original en cada exhibición".
Luego me invita a visitar su taller donde realiza aquellas cerámicas escultóricas maravillosas. Piezas únicas y extraordinarias que sus manos y mente suelen crear. Destaca en su interior un horno de mas 1300 C. para la cocción de las piezas maestras. La arcilla especial esta por todas partes colocadas en largas mesas, unas esperando ser pintadas, otras ser cocidas en el fuego abrasador, otras ser terminadas en los acabados finales. Todas la piezas, cangrejos, esferas, hombres de barro, platos esperan en fila su turno para la presentación que tendrá en un importante lugar y en su momento. A medida que doy vueltas por el taller, me doy con un lavatorio de ensueño, tipo pileta de inspiración japonesa con aires greco-romano, como esas fuentes de antaño, que todos ansiarían tener en casa.“Es original también, no he creado otro igual a ninguna persona”. De inmediato veo los detalles marinos incrustado en este lavatorio, cada objeto en su lugar para su creador. “Este es mi oficina” me dice, invitándome a pasar. Noté que su oficina, como lo llama el, es otro ambiente donde salen las piezas acabadas y seleccionadas. Yacen en un orden de turno para el embalaje y la disposición de los objetos. Sin embargo, algo llama mi atención cuando camino por el jardín. Allí lucen unos cactus esféricos, mimetizados a imagen de las esculturas, quizá moldeadas por la inspiración que hay en la casa, cual esferas del ceramista. Aquí es cuando piensa uno que cada cosa esta en su lugar, en el espacio y el tiempo.
Luego me muestra su colección personal de Arte. Sí, aquellas que todo Artista de trayectoria suele tener en casa: pinturas Eielson y otros de su generación de amigos.
Me compartió de su próximo viaje a Estados Unidos, donde tiene determinado dictar conferencias magistrales sobre su Arte y experiencias en la Cerámica Peruana en prestigiosas universidades. “Estaré ausente unos meses…”
Al final una sorpresa que no me esperaba. Salí contento con una pieza ofrecida por Carlos como una dádiva y estímulo alentador a mi carrera. Quede muy agradecido por su amistad y gesto.
Joseph De Utia

sábado

OBRA POETICA DE AGUSTIN ESPINA


Poetarte 2007 en Antares

Miguel Lescano tuvo el honor de compartir parte de su repertorio poético.

Isabella Fendi recitando sus poemas al lado de Alberto Valdivia de la Revista Ajos y Zafiros

Joseph De Utia presentando a los poetas invitados.

Miguel Lescano, José Cabrera Alva y Joseph De Utia

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