
Del teatro a Reading
Palpo tus manos en mis noches calientes
Tus dedos en mi boca
saboreados entre sueños.
Tus recuerdos son mis deseos,
contener el tiempo en aquel cuarto
y morder tu piel ahora,
masturbando rabiosamente mis sentidos
como arañazos de amor y dolor
¡por esta maldita distancia!
Huye a París, Oscar, corre, corre pronto
Tu silencio me lastima,
No puedo entender que no me perteneces
Vendí mi alma a la alegría y a la desgracia
por un amor desdichado y fugaz
sin espíritu ni belleza sólo la simpleza de la vida,
el licor y la fama
entre el café Royal y la casa Berkeley
El fiscal camina hacia el juez, dándole la espalda.
Solo sin ti,
solo sin nadie
perdido y perdiendo a todos
este amor ponzoñoso
ahora me hunde en el infierno
del encierro, hasta lo profundo
donde el Hades huye de mi tristeza
y la soledad es mi única compañera
en la más negra desdicha
La sentencia humilla sus besos.
Entre mis labios, te llamaré
Mi niño dulce, mi niño.
como aquella vez,
como tantas veces
Mi dulce muchacho.
Los espectadores hacen añicos el espejo que les fascinaba.
Entre rejas: ni luces, ni movimientos
Apenas el sol golpeando mis ojos
las mañanas adormecidas...
Si hoy, no escuchas mi voz sabré que fuiste
Un ser sin espíritu, frívolo,
sin alma,
sin amor.
Cárcel de Reading.
Pero si la distancia y el tiempo ciegan mis recuerdos
inventaré historias para retenerte cada día
y no dejaré que muera el amor.
MAOLI MAO
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